Ante el próximo vencimiento del actual marco normativo, Martínez sostuvo la necesidad de actualizar el régimen a los nuevos contextos locales y globales.
De tal forma, el secretario consideró necesario evaluar la situación de los biocombustibles teniendo en cuenta los datos en la fluctuación de precios y costos, las realidades diferenciadas al interior del sector, el contexto local ligado al gas como combustible de transición, en el marco de una situación internacional marcada también por ese horizonte de transición y la necesidad de reducir las emisiones de Co2.
“La transición energética es fundamental para nuestra política en esta materia, el mundo va en ese camino”, expresó el funcionario. Al mismo tiempo, también consideró que “las decisiones que toma la Secretaría de Energía, dentro de nuestro proyecto político, priorizan el cuidado de las pymes, el cuidado y la generación de empleo, el impulso a la producción y la incorporación de valor agregado”.
Especialmente, remarcó la distinción necesaria que debe hacerse entre los diferentes tipos de cultivos que participan de la producción, como es el caso del bioetanol elaborado a partir de la caña de azúcar que, a diferencia del maíz y la soja, carece de un mercado de exportación.
Además de tener en cuenta la situación de la caña de azúcar, un nuevo marco normativo deberá también tener en consideración los posibles vaivenes en la cotización de los commodities, encontrando algún tipo de esquema de equilibrio que evite afectar el costo de vida de nuestra población.
Finalmente, en el marco de la necesidad de hallar nuevos consensos que impulsen la actividad y tengan en cuenta la situación específica de los diversos integrantes de la cadena de producción, Martínez abogó por la creación de “una Comisión multisectorial en la que participen todos los actores involucrados”.